Capítulo 30: De mundos diferentes

Después de ese día, Tang Heng borró el número de Li Yuechi y dejó de participar en el proyecto de su tío. No volvió a encontrarse con Li Yuechi. De repente, su vida volvió a como era antes de conocerlo; de alguna manera, Tang Heng sentía que había pasado mucho tiempo, tanto que le resultaba ajeno.

Era agosto. Aún quedaba un mes de vacaciones de verano, pero en Wuhan, el verano parecía interminable. Tang Heng presentó el examen TOEFL y su puntuación fue suficiente para aplicar a todas las universidades de sus sueños. Estaba un paso más cerca de su plan de estudiar en el extranjero. Después de eso, tuvo mucho tiempo libre. Debido al calor extremo, solo salía por las tardes, ya fuera para practicar, actuar o estar en una live house o en un bar con Jiang Ya y An Yun.

Tang Heng se encontró con Tian Xiaoqin unas cuantas veces más. No sabía cómo Li Yuechi se lo había explicado a ella, pero cuando se veían, Tian Xiaoqin no preguntaba cosas como «¿Por qué ya no vienes con nosotros?». Siempre era muy gentil, como si nada hubiera pasado.

Quizás, de hecho, para ella no había pasado nada. Tal vez era lo mismo para Li Yuechi.

En una cálida noche de principios de agosto, los tres estaban cenando nuevamente con Tian Xiaoqin. Estaban en un puesto de comida otra vez; cangrejos de río, fideos, almejas fritas y una variedad de brochetas a la parrilla. Los cuatro estaban sudorosos, mitad por el calor y mitad por el picante. Cuando se terminaron las bebidas en la mesa, An Yun se ofreció voluntariamente a comprar más, mientras Jiang Ya fingía, diciendo: «¿Cómo podemos hacer que una chica haga eso? ¡Deja voy yo!», pero su trasero permaneció pegado al asiento, sin moverse.

An Yun siempre se mostraba especialmente diligente frente a Tian Xiaoqin, así que le siguió el juego y dijo:

—Yo puedo ir. ¿Qué quieren tomar?

—¡Quiero Coca-Cola! —dijo Jiang Ya—. ¡Con hielo!

An Yun rodó los ojos y con tono muy suave preguntó:

—Xiaoqin, ¿y tú?

—Té rojo helado está bien —respondió Tian Xiaoqin con dulzura—. Gracias.

—¿Y tú, Tang Heng?

—Sprite.

—Tang Heng, ¡has cambiado! —Jiang Ya frunció el ceño—. Siempre tomabas Coca-Cola como yo.

—La Coca-Cola mata los espermatozoides —dijo An Yun con indiferencia—. Deberías contenerte.

Jiang Ya no sabía cómo reaccionar.

—¿Eh? ¿En serio?

—No es nada —dijo Tang Heng—. Simplemente ya me harté de la Coca-Cola.

Tang Heng nunca fue muy hablador, pero ahora estaba aún más callado. An Yun fue a comprar las bebidas, así que solo quedaron Jiang Ya y Tian Xiaoqin charlando en la mesa.

—¿Por qué An-ge está tan irritable estos días? —murmuró Jiang Ya.

Tian Xiaoqin le sonrió.

—En realidad, he estado queriendo preguntar…

—¿Hmm?

—¿Por qué llamas a An Yun «An-ge»?

—Oh, es que ella es un año mayor que yo. Soy del mismo curso que Tang Heng.

—Pero, ¿por qué «ge»….?

–Ja, eso es una larga historia. —Jiang Ya agarró un pincho de carne asada—. Los tres nos conocimos porque Tang Heng y An-ge estaban formando una banda y necesitaban un bajista, así que fui.

—Pero ¿no eres el baterista?

—Solo quería probar mi suerte. ¿Y si necesitaban un baterista? —Jiang Ya se rio tontamente—. Así que fui y An-ge dijo que no estaban buscando un baterista porque ella podía tocar la batería. Yo tenía la lengua afilada, y le dije: «Nunca he visto a una chica que toque bien la batería», entonces An-ge se enojó y quiso competir conmigo. Yo le dije «está bien», y An-ge respondió que el que perdiera tenía que inclinarse en disculpa y llamar al otro «ge».

Tian Xiaoqin se rio.

—¡Qué infantiles!

—Fue realmente tonto. —Jiang Ya también se rio—. Al final, perdí y tuve que disculparme. También la llamé «ge»… Después de eso, los tres formamos la banda. An-ge me dejó tocar la batería y ella cambió al bajo.

—Ustedes tres son geniales —dijo Tian Xiaoqin con envidia—. Todos mis amigos ya se graduaron.

—¿Te refieres a tus amigos de la universidad?

Tian Xiaoqin asintió.

—Sí. Uno volvió a casa para ser maestro, otro consiguió trabajo en Shenzhen. Solo yo me quedé en Wuhan.

—Puedes salir con nosotros —dijo Jiang Ya inmediatamente—. An-ge siempre nos habla de ti. Y también ese compañero tuyo, Li algo…

—¿Li Yuechi?

—Sí, no es mal tipo. —Luego, Jiang Ya agregó generosamente—: ¡Invítalo para mi cumpleaños!

Tang Heng los escuchaba hablar con la mirada baja, sin unirse a la conversación.

—Claro —respondió Tian Xiaoqin—. Pero Li Yuechi está muy ocupado últimamente…

—¿En qué está ocupado? —An Yun regresó con las bebidas—. ¿Todavía con el proyecto del profesor Tang?

—No, terminamos las visitas y Yuechi dejó el grupo.

—¿Eh? —An Yun miró sutilmente a Tang Heng—. ¿Por qué?

—Dijo que tenía algo más que hacer, así que le pidió permiso al profesor Tang.

—Así que ahora eres la única trabajando.

—Yo y dos estudiantes de maestría del departamento de economía. Principalmente estamos procesando los datos, en lo que ellos son mejores.

—Mn. —An Yun les pasó las bebidas a todos—. ¿Estudiantes de maestría de economía? Tiene sentido.

Tang Heng agarró la Sprite fría y comentó en voz baja:

—¿Li Yuechi no sabe también cómo procesar datos?

 —Sí, pero dijo que no tiene tiempo. —Tian Xiaoqin parecía un poco confundida—. En realidad, es una lástima que haya renunciado ahora.

Tang Heng no dijo nada más.

Después de cenar, los tres llevaron a Tian Xiaoqin a casa primero y luego fueron a la casa de Jiang Ya. Planeaban ir a Amor Duradero, pero de repente hubo unos pocos truenos sordos en el cielo nocturno. Probablemente iba a llover de nuevo. Y así fue, la lluvia empezó a salpicar contra la ventana tan pronto como Jiang Ya encendió el proyector.

Vieron My Blueberry Nights de Wong Kar-wai. Era una escena lenta tras otra y todo el tono era sombrío. Antes de que la película llegara a la mitad, Jiang Ya se quedó dormido en el sofá. La lluvia afuera había amainado, pero seguía lloviznando, lo que molestaba un poco a Tang Heng.

Jiang Ya comenzó a roncar. An Yun bajó el volumen y de repente preguntó:

—¿Cómo estás con Li Yuechi?

Tang Heng miró fijamente la cara de Norah Jones en la pantalla y murmuró:

—¿Cómo más podría estar?

—¿Lo cual significa que ustedes dos… rompieron?

—No éramos cercanos en primer lugar.

An Yun bufó y no respondió. Un rato después, cuando el tema musical de jazz sonó por el altavoz, ella dijo:

—No deberías involucrarte con él.

—¿Por qué no?

—No son del mismo mundo.

—Oh.

—En serio… Míralo, su vida es tan agotadora. Nosotros tampoco podemos ayudar. Solo no agregues más problemas.

Tang Heng se volvió para mirar a An Yun.

—¿Qué quieres decir?

An Yun se encogió de hombros.

—De todos modos, deja de preocuparte por sus asuntos.

—¿Qué estás tratando de decir exactamente?

—Yo… —An Yun suspiró—. Cómo sea, lo descubrirás más tarde.

Tang Heng se preparó mentalmente debido a las palabras de An Yun, pero no esperaba que «más tarde» sería tan pronto. Dos días después, el profesor Tang llamó a Tang Heng a su oficina.

Cuando llegó, ya había otros dos chicos sentados. Uno era alto y delgado, con aspecto de académico y gafas; el otro era mucho más bajo y pequeño. También llevaba gafas y tenía un lunar llamativo en la frente. El chico alto y delgado era Pan Peng. El del lunar era Zhang Baiyuan. Eran los estudiantes de economía que se unieron al grupo.

—Tang Heng, trabaja en los datos con estos dos shixiong —dijo el profesor Tang alegremente—. Pregúntales si necesitas ayuda.

—Somos nosotros quienes debemos aprender de shidi —dijo Zhang Baiyuan modestamente, frunciendo los labios—. No sabemos mucho sobre sociología.

—Centrarse en un campo los mantendrá aislados. Ustedes, jóvenes, tienen mucho de qué hablar, así que no me interpondré en su camino. —El profesor Tang se levantó y sacó una bolsa de papel de un cajón—. Baiyuan, ayúdame a darle esto al decano Zhang. Es el poema Guo Lin Ding Yang que le prometí escribir, jaja.

—No hay problema. —Zhang Baiyuan sonó gratamente sorprendido—. ¿Puede escribir algo para mí también? La próxima vez traeré un libro.

—Por supuesto —respondió el profesor Tang con una risita—. De todos modos, siempre estoy dispuesto a hacer el ridículo.

Tang Heng escuchó su pequeña charla educada mientras se preguntaba quién sería este decano Zhang, pero no llegó a ninguna conclusión. Después de todo, el apellido Zhang era demasiado común.

Cuando terminaron de hablar, los dos estudiantes de maestría se fueron.

Solo quedaron el profesor Tang y Tang Heng en la oficina.

—¿Qué decano Zhang? —preguntó Tang Heng.

—Zhang Jianlong, que acaba de ser transferido al departamento de economía —respondió el profesor Tang—. Ese Zhang Baiyuan es su hijo.

—¿Cómo es que el departamento de economía está haciendo nuestro proyecto?

—¡Somos nosotros trabajando para ellos! Este proyecto estará bajo el nombre del decano Zhang en el futuro.

Tang Heng guardó silencio por un momento.

–Entonces, ¿expulsaste a Li Yuechi?

—¡Mocoso! —Tang Heng golpeó la mesa con la mano y exigió enojado en tono de broma—: ¿Qué clase de persona crees que es tu tío?

—Entonces, ¿por qué renunció?

—¿Por qué me estás preguntando a mí? ¡Ve y pregúntale a él!

—¿Renunció por su cuenta?

—En efecto —dijo el profesor Tang, un poco impotente—. Realmente no entiendo en qué están pensando ustedes, jóvenes. Es una oportunidad muy buena, pero la dejan ir así nada más.


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